Sueños, fantasmagoria y algo más

Por Danisa Ríos 

El 2010 nos trajo variedad de películas que dieron de qué hablar y otras que no tanto por el simple hecho de que no fueron tan conocidas. Hice una pequeña encuesta para saber cuál había sido la mejor película del año y el resultado por mayoría fue Inception o El Orígen de Christopher Nolan. Con este dato en mente, se me ocurrió hacer una comparación entre Inception y otro film que se estreno este año sólo que no nuestras salas, y que tiene ese ingrediente secreto que a la película de Nolan le faltó. Estamos hablando de Enter the void, la última de Gaspar Noé, director de la controversial Irreversible.

Gaspar Noé y Christopher Nolan

Tenemos a Nolan por un lado, que nos trajo dos éxitos cinematográficos como fueron Batman, The Dark Night y Memento. Películas mundialmente aclamadas y aceptadas por la crítica. Y por otro lado a Noé, amado por unos y repudiado por otros dada su constante y extrema provocación. Ambos partieron de una idea ambiciosa: Nolan por su parte estuvo entre ocho y diez años trabajando en un guión que giraba en torno a los sueños; Noé quiso explorar las experiencias trascendentales posteriores a la muerte y tardó quince años en terminar el suyo. Hay puntos en común pero a la vez son dos visiones que pertenecen a mundos diferentes. 

El Orígen

Se estrenó en Argentina: 24/07/2010

Título original: Inception

Género: Thriller - Acción

País: USA – Reino Unido

Director: Christopher Nolan

Guión: Christopher Nolan

Reparto: Leonardo Di Caprio, Ellen Page, Marion Cotillard, Joseph Gordon - Levitt, Ken Wattanabe.

Cobb (Leonardo Di Caprio), es un ladrón de información que, a diferencia del espía común, trabaja con tecnología que le permite entrar en los sueños de los más incautos, crear un escenario apropiado y tender una trampa. Hay un pasado que lo persigue y su trabajo final será el que devele su misterio, mientras nos sumergimos en un sueño tras otro y su mecánica de posibilidades.

Una idea brillante, la de vivir dentro de un sueño y crearlo al antojo del soñador. La disyuntiva entre un letargo elegido y una realidad imprevisible. Lo concreto en oposición a lo abstracto. Una idea que daba para volar y sin embargo dio la sensación de que algo le trabó ese vuelo. Al final vemos una trama de sueño entre sueño y realidad, un tejido arquitectónico si los hay, en el que una cosa ocurre dentro de otra, y donde la fuerza de la historia y destreza creativa de la originalidad pura, parecen no encontrar la salida. En el nudo de la narración tenemos una especie de juego de cubos: uno encastra sobre el otro y sólo queda esperar que la torre se desmorone en lo que se siente una eternidad. La resolución es acribillar a los malos, vencer los fantasmas del pasado y despertar; y existe la sensación de que a eso ya lo hemos visto antes y no se trata precisamente de un deja vú.

En definitiva, es una película disfrutable e impactante que, a mi parecer, podría haber volado mucho más alto si hubiese logrado romper el techo.

Enter the Void

Se estrenó en Argentina: 2/12/2010 (sólo en el marco del Festival de Cine Europeo en Buenos Aires).

Género: Drama – Thriller

Director: Gaspar Noé

País: Francia – Alemania –Italia

Guión: Gaspar Noé – Lucile Hadzihalilovic

Reparto: Paz de la Huerta, Nathaniel Brown, Cyril Roy

Oscar (Nathaniel Brown), un drogadicto devenido en dealer, muere en un baño sucio de Tokyo, y su fantasma sobrevuela las calles de esta fluorescente ciudad para proteger a su hermana.

Toda la película es un verdadero viaje psicotrópico, con luces de colores incandescentes, planos subjetivos, flashes intermitentes, y un despliegue de ángulos.

Ésta también es una idea ambiciosa, pero aún más compleja, o al menos así lo resolvió la cabeza de Noé.

Oscar y Linda (Paz de la Huerta) son hermanos huérfanos, sus padres murieron en un accidente automovilístico cuando ellos eran niños. Oscar promete cuidar siempre de su hermana y así es que, luego de su muerte, vemos lo que ocurre a Linda y al resto de los personajes desde la mirada del espíritu de Oscar. Los movimientos de cámara que van desde lo más alto de Tokyo hasta sumergirse en el centro de los objetos, son el divagar del fantasma así como su ir y venir entre recuerdos del pasado y el presente.

Y sí, hay escenas fuertes y contenido provocador, pero no al estilo de Irreversible. Quizás la escena en que mueren los padres de los niños y ellos se quedan ahí llorando dure más segundos de lo necesario, pero nada comparado con las películas anteriores de Noé. Da la sensación de algo más pulido, más poéticamente elaborado, construido por amor al arte audiovisual. Y de nuevo sí, van a ver muchas escenas de alto contenido sexual en todas sus variantes.

Aquí también hay cortes de realidad, pero su profundidad perturba y su estética inspira. Ya no hay estructura, sino que parecemos ser conducidos por una corriente eléctrica que se mueve sinuosa sobre la pantalla. Hay abundancia de efectos especiales (cortesía del estudio BUF) pero en vez de presenciar la maravilla del tecnicismo, uno parece estar contemplando la obra de un artista plástico en cada cuadro.

Noé admite la influencia que tuvo en él Kubrick y 2001: Odisea en el espacio. Enter the void contiene esa marca en ese retorno a la esencia, donde la evolución ya no pasa por la adaptación al medio sino por la inserción del ser en sí mismo. Hay una cuestión existencialista latente y el planteo de determinadas ideas acerca de la muerte; sin embargo, el final es abierto y así Noé nos permite seguir flotando.