La columna de Cine a cargo de Bahía Flores, todos los martes en Cualquiera.

sábado, 5 de noviembre de 2011

El Estudiante


Por Juan Pablo Duarte 

Título original: El Estudiante
Director: Santiago Mitre
Reparto: Esteban Lamothe, Romina Paula, Ricardo Félix y Valeria Correa.
Género: Drama
Año: 2011
País: Argentina

Papeles de Colores 
Conseguí asiento en la primera fila luego de hacer una cola que ocupaba buena parte de la vereda del Cineclub Municipal Hugo del Carril. No esperaba tanta convocatoria. Se trataba de la primera película de un joven director argentino sobre la militancia universitaria, un tal Santiago Mitre.
El Cineclub se encuentra en el corazón de Nueva Córdoba, el barrio lindante a la Ciudad Universitaria. Ahí viven o circulan miles de estudiantes de todo el país. El Estudiante iba a mostrarles una realidad muy cercana. Buena parte de la historia transcurre entre las mismas paredes que ven todos los días, esas que mezclan las grillas de calificaciones de exámenes con las propuestas de campaña impresas o pintadas en papel afiche de colores vivos.
Ver una realidad tan cotidiana en pantalla grande bien podría haber sido uno de los motivos que llevaron a tantos universitarios a la butaca del cine aquella noche. Pero Santiago Mitre hizo mucho más que eso. Supo mostrar un mundo que, sin escapar a la mirada de nadie, sabe conservar sus misterios, el de la política universitaria. Y, por sobre todas las cosas, supo hacerlo contando una excelente historia.

La tristeza de la tinta
La militancia universitaria es un terreno complejo y hasta laberíntico. No es sencillo distinguir las fuerzas que participan en la lucha por el poder ni saber cuáles son sus intereses reales. Los carteles y panfletos dan sólo una idea lejana, igual que las exposiciones en las asambleas o frente a los cursos.
El protagonista de la historia es Roque Espinosa (Esteban Lamothe), un joven provinciano que llega a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y se introduce en la política en su intento de seducir a Paula (Romina Paula), una bella docente y militante de la agrupación Brecha.
Roque escala posiciones rápidamente. Es un gestor eficaz, vivo, entrador y capaz de negociar en circunstancias difíciles. Su clave no está en pronunciar ni en escribir consignas. Quiere llegar al poder y actúa. Hace, hace y hace. Tanto hace que cada vez se aleja más de los libros. Así va cambiando las discusiones sobre teoría política en las cátedras por reuniones y movidas para cerrar un frente electoral en vista a la elección del próximo Rector.


Palabras heridas de muerte
Roque comienza a habitar una realidad cuyo vértigo parece exceder todos los saberes académicos. Un mundo en el que hace malabarismos estratégicos mientras sus opositores lo tienen de las solapas, donde el acuerdo que ayer estaba cerrado hoy está en pedazos y donde a cada rato se te queman los papeles.
El mundo de Roque no puede agotarse en los libros, transmitirse con discursos, ni escribirse en papeles de colores. Vive cuando la clase termina y de súbito el aula aloja una reunión de agrupación. Prosigue frenéticamente en el café, los bares, las fiestas y los boliches mientras las Facultades duermen. Hoy, por suerte, también palpita en una película que nos invita uno de los tantos mundos que están en este.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Una celebración de la copia


Título Original: Certified Copy
Título en español: Copia Certificada/conforme
Año: 2010
Países: Italia/Francia/Bélgica
Director: Abbas Kiarostami
Reparto: Juliette Binoche, William Shimell y Jean-Claude Carrière
Género: Drama







Por Juan Pablo Duarte 

Dudo que alguna vez haya reparado en que el mundo del arte llegó a mi vida a través de las copias. Ahora que lo pienso, es paradójico. Renunciar a los originales, o posponerlos, muchas veces resulta el único modo de obtener algo de ellos.
Copia Certificada, la nueva película del director iraní Abbas Kiarostami, comienza con una reflexión sobre el original y sus copias. James Miller (William Schimell), es un intelectual inglés que está de visita en La Toscana para presentar su libro “Copia Certificada”. Se trata de un libro que propone una idea controvertida, nada menos que una reivindicación del valor de las copias.
Entre el auditorio está Elle (Juliette Binoche). Ella es dueña de un negocio que vende copias de obras de arte y se las arregla para llevar a James de paseo por el lugar.
Elle no cree en el valor de las copias. No propone una discusión teórica, no le interesa una clase de historia del arte ni espera que algo la haga entrar en razón. Es un cuestionamiento tenaz capaz de derrumbar cada una de las bellas explicaciones que él ensaya para probar sus puntos de vista.
Elle y James comienzan una especie de juego. Sustituyen sus papeles de guía hospitalaria y visitante ilustre por el de marido y mujer. Un matrimonio de catorce años con un hijo adolescente.
Devenida en esposa, el cuestionamiento que Elle dirigía hacia las ideas de James dará paso a los reproches por sus ausencias, sus hábitos y su manera de vivir.

Simulacros

Con Copia Certificada Kiarostami, uno de los máximos referentes del cine de autor iraní, nos lleva desde el terreno del arte hacia los laberintos del amor haciendo que sus personajes comiencen un simulacro dentro del simulacro que les dio vida: la propia película.

Mallarmé fue uno de los primeros en negar a lo bello cualquier esencia. Decía que lo bello no existe fuera de una creencia colectiva en un mundo puramente ficcional, el mundo del arte. Pero agregaba que se trata de una ficción que no necesita ser desmentida.

Con el amor sucede algo parecido, es una creación cultural que vive por obra y gracia del lenguaje. Los originales de las historias de amor existen en el mundo de la ficción, en las cartas, los libros y en las películas. En la vida, del amor solo llegamos a conocer las copias imperfectas de aquellos originales ficticios.

En Copia Certificada la imperfección habita en ese malentendido irreconciliable que surca el simulacro matrimonial de Elle y James. Nos vemos tentados a pensar que no se trata de amor sino de una pareja que discute, de un matrimonio conflictuado, remedos fallidos de un sublime original.

El amor: una ficción necesaria

Aunque se trate de dos que no logran entenderse, se embarcan en esta ficción. Justamente esto es lo que la hace un excelente film sobre el amor. Con Copia Certificada Kiarostami muestra algo de este artificio que nos une al otro en toda su inconsistencia, sin dejar de reconocer su carácter necesario.

No sabremos si Elle o James abandonarán el simulacro o continuarán en él. Pero sabemos que esa copia imperfecta a la que prestan sus cuerpos es la única vía de obtener algo del original.

martes, 26 de julio de 2011

La última de Carpenter: Atrapada

Título Orginal: The Ward 
Título en español: Atrapada
Año: 2010
Paìs: EE.UU
Director: John Carpenter
Reparto: Amber HeardMamie Gummer and Danielle Panabaker
Género: Horror - Thriller Duraciòn: 88 minutos

Sinopsis: Una chica fugitiva quema una casa y es internada en un neuropsiquiátrico en el que junto a sus compañeras de sala (la machona-provocadora, la víbora-seductora, la niña-autista, la buena-con-los-pies-en-la-tierra) se enfrentará a un fantasma de mujer (que siempre dan más miedo) y, mientras todos saben algo, ella deberá intentar escapar y develar un gran misterio que la involucra.

Carpenter juega en la B

Por Georgina Vorano 

John Carpenter
The Ward es el último film de John Carpenter, director norteamericano que en los 80 formó parte, junto a David Cronenberg y Wes Craven, de lo que se llamó las “tres C” del cine de terror moderno. Esto responde a que Carpenter es una marca registrada del cine Clase B, que reúne películas realizadas con bajo presupuesto, actores no reconocidos o en decadencia, y se asocia comúnmente a producciones de baja calidad. 
Es innegable que en la mayoría de las películas de terror los actores son desconocidos, de relativa performance y suelen estar llenas de clichés, lo cual identifica casi totalmente al género de terror con el cine Clase B. 

Por qué siempre lo mismo 
Nos iluminó Quentin Tarantino quién -aparte de tener un nombre magnífico-, dice que para hacer una película de género hay que adaptarse a sus exigencias, lo que implica que ciertos hechos y condimentos tienen que estar, siempre: algún personaje sobrenatural o maléfico, víctimas, héroes o heroínas, penumbra, soledad, música espeluznante, algo de crueldad o locura y evocaciones ominosas en colores pasteles. 
Tarantino asegura que los géneros son géneros porque permiten previsibilidad, y eso está bien. De ahí que comúnmente los directores de género no se caracterizan por ser originales, con estilo ultrapersonal o genios de la inventiva, sino maestros. Maestros en su oficio, que no hacen nada nuevo pero que lo que hacen lo reproducen a la perfección.

Cuando lo berreta se vuelve cool 
Si el Cine Clase B surgió alrededor de los años 30 como una respuesta de los estudios de Hollywood por la baja audiencia posterior a la caída de Wallstreet (maximizar beneficios a menor costo), ¿cómo es que con el tiempo algunas películas, como “Halloween” del propio Carpenter, se convirtieron en obras de culto? Quizás la canonización de los géneros menores, como el policial en la literatura, y dentro de ellos algunas obras, no se produce por combustión espontánea. Al contrario, parece ser necesaria la mirada de ciertos autorizados de la cooltura cinematográfica –es innegable que Tarantino es lo más cool que hay- que señalen sus virtudes, sus razones o su extraña belleza. 

Carpenter again

Por Juan Pablo Duarte 

The Ward (Atrapada) es la última película Jhon Carpenter, director emblemático del cine de terror moderno, que presenta a nueve 9 años de su último estreno. Entretanto, estuvo participando como director de uno de los capítulos de Masters Of Horror (titulado El Fin del Mundo en 35 mm), la serie producida por Mick Garris y emitida por Showtime entre el 2005 y el 2007.
El film no dice nada nuevo, lo que por cierto lo hace un buen exponente del cine de género. Antes de comenzar la película sabemos con bastante exactitud lo que va a suceder, pero esto no impide que nos asustemos y temamos por la suerte de nuestra alterada heroína en un horroroso neuropsiquiátrico.

Chicas de última 
Carpenter elige enmarcar su historia en la variante slasher del cine de terror, así que hay que prepararse para un personaje aterrador que vaya despachando una a una a las internas que acompañan a la protagonista. Si, es verdad, siempre lo mismo. Se trata de chicas frágiles que se la pasan huyendo de una criatura que no cesa en su tarea asesina, le hagan lo que le hagan.



No le endilguen la responsabilidad al bueno de John, él no puso las reglas, sólo las siguió con la pericia de un maestro del horror. Hasta que no suceda algo que haga variar las estadísticas, el público mayoritario de películas como The Ward seguirá siendo masculino. Por anacrónico que nos parezca, los hombres aún no nos amoldamos del todo a la idea de que un protagonista de nombre Jhon o Bill se pase hora y media gimiendo de terror en la pantalla. Por ese motivo, preferimos dejárselo a una chica que, en la medida de lo posible, se masculinice de súbito al final y le flor de biaba a eso que se obstina en asustarnos. 
Si les interesó este último tema, les recomendamos buscar material sobre la teoría de la final girl de la semióloga y medievalista de la Universidad de Berkeley Caroll J. Clover, especialmente su libro Hombres, Mujeres, y Motosierras de Género en la Película de Terror Moderno. 

lunes, 23 de mayo de 2011

Más y más gente va de caravana

La producción cordobesa ha sido todo un éxito en nuestras salas y no era para menos...



De Caravana es una historia de amor entre un chico y una chica que pertenecen a círculos muy distintos. Dadas determinadas circunstancias, se ven envueltos en una situación en la que ambos mundos se cruzan, y a partir de ahí se despliegan una serie de situaciones hilarantes y otras veces emocionantes que constituyen un retrato vivo, auténtico y colorido de algunas escenas culturales y sociales de nuestra Córdoba.
Lo que se destaca en su realización no es sólo el guión de Rosendo Ruíz, las interpretaciones como las de Francisco Colja, Yohana Pereyra, Rodrigo Savina, Martin Rena y Gustavo Almada, sino además el ritmo, que hace honor al nombre De Caravana y nos lleva en un recorrido intenso y bien punteado por el compás del cuarteto.
Hay que tener en cuenta que esta podría ser una clásica historia de amor, pero enmarcada en la más arraigada vena cultural cordobesa recuerda a esas letras de la Mona, las que tienen detalles de la vida cotidiana con sabor a doble sentido. Y esto no sólo se refleja en el lenguaje sino también en el desarrollo de la película, que da lugar a más de una lectura porque podemos ver la oposición de dos universos culturales bien marcados de nuestra sociedad. Por un lado están los barrios residenciales, la ropa de marca, la tonada más desprovista de regionalismo, el sentido de una clase educada con mucha fuerza institucional; y por el otro la villa, la fuerte entonación de las palabras y la condición del “muchacho de barrio”, que bien define Jimenez en su canción del mismo nombre. Ambas caras de la moneda están mostradas por el director desde una distancia que nos permite observar con claridad lo compatible e incompatible entre unos y otros. Esas diferencias que surgen de los mismos límites del entorno social y cultural, en vez de ser algo intrínseco a los personajes. En este sentido, lo que limita la tolerancia no son las personas en sí, sino las pautas que han aprendido, esas que han sido más impuestas que elegidas.

Y fluyendo como sólo fluye la tonada cordobesa, estos temas de tolerancia, de deber ser, de prejuicios aprendidos y demás cuestiones pequeñas y grandes se desenvuelven con agudeza y soltura, con ocurrencia y musicalidad local.

domingo, 22 de mayo de 2011

Videocracy



El documental de Erik Gandini es un mix de imágenes que reproducen la evolución de los reality shows, los programas de concursos y demás yerbas faranduleras que han minado la cultura italiana desde hace más de treinta años para llegar ahora a su punto más álgido con el patrocinio de Berlusconi. Rey mediático, dueño de todo lo que hay que ser dueño para manejar la opinión pública, party man y esteta si los hay, Silvio es el eje a partir del cual se entreteje toda esta maquinaria dedicada al entretenimiento y a la “distracción” de una gran parte de la población que mira embelesada la caja boba.
En una ensalada visual que bien podría ser una transmisión de Televisión Registrada (y aquí aclaro que cualquier similitud con personajes y hechos locales no tiene nada de coincidencia), el film muestra retazos de programas de concursos donde se refleja cómo el ideal de muchas personas está atravesado por la legitimación mediática. 
Así, por ejemplo, un chico de veintitantos años que practica artes marciales para parecerse a Van Damme y hace covers en un club nocturno imitando a Ricky Martin, se prepara para aparecer en uno de estos programas y así cumplir el gran sueño de los diez minutos de fama.


Entre los millares de televidentes que se llenan de este imaginario y las estructuras que los producen, están también los que aprovechan este mercado de imágenes para su propio beneficio, como por ejemplo Fabrizio Corona, personaje bizarro en su absoluta y empastada plasticidad que recorre las calles de la Italia rica sacando fotos a los descuidados famosos, a quienes luego se solicitará el correspondiente pago para que dichas fotografías no vean la luz.
Y como éste, hay otros tantos peces flacos y gordos que nadan las aguas de la piscina berlusconiana, comiéndose unos a otros, pero principalmente absorbiendo en un remolino de inconsciencia a los televidentes incautos, y en especial a un montón de jóvenes chicas que aspiran a ser “velinas”, esto es, acompañantes del conductor en un programa de entretenimiento, chicas esbeltísimas cuyo ideal de mujer está totalmente delineado por los parámetros de la tele.
En conclusión, Videocracy es el reflejo de una cultura tamizada por aquellos que la controlan, y a su vez un reflejo en el que más de un país se puede reconocer.
Pero, como suele suceder, las imágenes hablan por sí solas...

sábado, 30 de abril de 2011

De Halloween a Scream...4

Cierra bien las puertas y ventanas, mantente alerta y sobre todo... no atiendas el teléfono.


El cine de terror tiene la virtud de ser como una montaña rusa que en su recorrido puede perturbarnos, asombrarnos y por supuesto aterrorizarnos, con el alivio posterior de saber que es sólo una película. Pero esa adrenalina que nos absorbe durante el film, muchas veces (cuando la película es buena) permanece latente y nos estremece hasta los límites que sólo nuestra imaginación puede establecer.


Hoy está en nuestras salas la última película de la saga de Scream de Wes Craven (responsable también de Freddy Krueger), y para acercarnos mejor a esta película lo ideal sería empezar por el principio…



Todo comenzó allá por 1978 con Halloween de John Carpenter, el que según cuenta en un documental de Mark Gattis (A History of Horror) se inspiró en las calles de Pasadena, California por el paisaje despejado de jardines bien cuidados, casas bonitas y ese ambiente que recuerda el ideal de clase media americana. Carpenter vivió su infancia en un pueblo pequeño de Kentucky, donde las calles estaban desiertas la mayor parte del tiempo, nadie salía de sus casas y esta sensación de desolación en una especie de pueblo fantasma, podía ser de lo más inquietante para una mente imaginativa. En medio de esa quietud, cualquiera podría estar acechando, vigilando, detrás de cada sombra, de cada arbusto, de cada pared.
La esencia del terror de Halloween es que Michael Myers (el asesino) es una entidad y no tanto un ser humano.  Éste personaje que en su niñez parece haber entrado en un estado catatónico y no se inmuta con nada, refiere a una carcasa de piel y huesos que esconde un núcleo de oscuridad y maldad que no podemos llegar a comprender. Michael Myers es la síntesis fría del terror más intrínseco y esencial, así como lo vemos y en la simplicidad de la explicación que se da sobre él en la película, representa un mal primitivo, absoluto e impenetrable. No sabemos qué es lo que lo motiva, está totalmente deshumanizado, con lo cual es sólo una “cosa” imparable que ostenta una cuchilla y una máscara. Esta idea, que evade explicaciones, es lo que genera la fuerza perturbadora de la historia, eso y la omnipresencia del personaje, que siempre está cerca, acechando y convirtiendo  un vecindario tranquilo y corriente, en un escenario terrorífico.
Carpenter es un maestro de la sugestión y lo logra creando un ambiente, manejando elementos básicos de puesta en escena con mucho criterio. Así como también con una narrativa donde la interacción entre los personajes y el ambiente, o los personajes y las cosas, genera tensión en sí misma.  Llevándonos a pensar que el mal existe dentro y más allá del hombre, y principalmente en aquellas cosas que no podemos entender y mucho menos controlar.



Entre 1978 y la actualidad se han realizado toneladas de slasher movies (películas donde hay un asesino que acuchilla a sus víctimas), y es que Halloween abrió una puerta por la cual varios directores entraron con mucho gore y poca astucia. 
Cuando llega Scream, en 1996, nos encontramos con referencias que nos remiten a Halloween y con un plato lleno de guiños sobre elementos distintivos de películas del género y mucho aderezo de parodia, todo mezclado cuidadosamente para deleitar a una gran audiencia.  Scream atemoriza, divierte, y mantiene la tensión desde el comienzo hasta el final. No se puede esperar menos de Wes Craven.
Scream 4 retoma donde dejaron las anteriores y vuelve al escenario de la original, así como también por supuesto a los personajes, y es más que nunca una parodia de sí misma al ser la cuarta de la saga.
El comienzo de la película es uno de sus mejores momentos, del cual no diré nada porque la sorpresa es un efecto importante. De allí en adelante se construirá el misterio a partir del cual nos la pasaremos tratando de identificar al asesino. 
Como siempre, habrá mucha idiotez general por parte de los personajes, que siendo incautos hasta la médula, entrarán a todos los lugares que no deben, harán todo lo que no tienen que hacer y se distraerán con nimiedades en los momentos menos apropiados. Lo cual exaspera un poco al espectador pero por esa misma razón divierte y tensiona.
Lo que mejor le sale a la película es la conciencia de sí misma, ya que al saber cuál es su función se atiene a eso, no pretende más y en ese sentido no se cae.
Así es que si disfrutaron las anteriores y son amantes del género, vayan entregados (no como los personajes), y con la idea de pasar un buen rato de cuasi nostalgia de terrores pasados.

viernes, 22 de abril de 2011

J.J. Abrams no para


Se viene la nueva peli del creador de Lost, se llama Super 8 y en síntesis trata de un grupo de chicos pueblerinos que graban un accidente de tren con su cámara super 8, y pronto descubren que lo que pareció accidental no lo es tanto... la gente empieza a desaparecer, la intriga a crecer y supongo que habrá mucho misterio jugoso a lo Abrams.
La película se encuentra en estos momentos en su post producción, así es que seguramente podremos verla entre mediados y fines de este año.
Aquí les dejo el trailer para que vaya aumentando la expectativa.




Y ya que estamos en el tema, J.J. se embarcaría en un nuevo proyecto que incluye robots samurais (?!), los detalles son top secret por ahora, pero también se venía corriendo la voz de que allá por fines de 2009, había comprado los derechos de la serie de tv de cartoon network Samurai Jack. Será este un híbrido? hará las dos? hummm quizás en algunos meses lo sepamos.

(fuente avclub.com)